Escuela de Soma & Artes Meditativas

LA ÍNTIMA

La somática de las relaciones

De la sombra a la honestidad


"Muéstrame las partes de ti que no amas para que sepa por dónde empezar". Ava, singer.La sombra abarca todo aquello que ocultamos, rechazamos o no queremos reconocer en nosotroªs mismoªs. En el ámbito de las relaciones, el temor a ser rechazados o abandonados suele ser el que activa con más fuerza esa parte no integrada.Para sentirnos protegidoªs, recurrimos —de manera consciente o automática— a distintas estrategias: control, manipulación, máscaras emocionales o patrones vinculares que no son saludables. Con ellas buscamos cubrir nuestras necesidades y mantener una sensación de seguridad.

Cuando no contamos con recursos corporales, terapéuticos o con una comprensión del trauma que nos ayude a relacionarnos de manera más consciente y en conexión, la sombra termina tomando el control. Esto suele manifestarse en más distancia emocional: resentimiento, falta de satisfacción y una profunda desconexión.


Las relaciones son un espacio privilegiado para evolucionar".Las relaciones son anheladas como un espacio de intimidad, cercanía y seguridad, como si en ellas pudiéramos descansar y ser completamente nosotroªs mismoªs.Pero la verdad es que no todas comienzan o se establecen así. La mayoría, más bien, desafían nuestras identidades, nuestras ideas sobre nosotros mismos y sobre el otro. Nos enfrentan a nuestras sombras, a la vulnerabilidad, a las emociones que creíamos controladas.En cada conflicto, en cada momento de dolor, la relación nos refleja de manera cruda y directa lo que aún no hemos integrado.Nos muestran dónde aún nos resistimos a ser honestos con nosotros mismos y con el otro, dónde necesitamos crecer, dónde el ego y la necesidad de aprobación aún gobiernan y que ponen en movimiento estrategias de manipulación.

Se expresan a través de la somática, de las reacciones imperceptibles, de bloqueos en la acción y la expresión, en el cálculo de beneficios sobre una relación, en otras tantas y dificultan la espontaneidad y la honestidad en los afectos.


Lo que suele suceder es que pesar de que nos sentimos estables cuando estamos solaºs, o a pesar de toda las terapias que hemos podido hacer, los cursos, los retiros, en ese momento frente al otro, nuestra identidad se ve zarandeada de nuevo como si fuera la primera vez, las teorías acumuladas no alcanzan y el miedo al fracaso, o a perder el tiempo pasan por nuestra mente.Muchas de estas cuestiones que alcanzamos a vislumbrar se originan en la educación de las primeras etapas, en las relaciones que vemos entre nuestros padres y familiares, y si vamos un poco más a fondo, encontraríamos que existen vivencias traumáticas de nuestroªs ancestroªs en cuanto al amor, las relaciones, los vínculos que heredamos aunque no conozcamos a través de quienes nos educaron.Valores implícitos como que el amor duele, que los hombres son peligrosos, que las mujeres tienen que aguantar cualquier cosa para sobrevivir, que la ruptura es una fracaso, que estar sola es peligroso, que un hombre tiene que ser fuerte y que las emociones son una debilidad, aunque a día de hoy nos parezcan obsoletas están nuestras memorias infantiles inconscientes y gobiernan nuestra vida de forma sutil.Por otra parte, nuestra sociedad y cultura nos enseñan que una relación exitosa es aquella que dura mucho tiempo, que no tiene problemas (o finge no tenerlos), que no se rompe y que funciona como una especie de “estándar público” de estabilidad.

Una cultura basada en el rendimiento y el éxito que también alcanza a nuestras relaciones y nos fuerzan a sostener límites y máscaras incómodos y que no permiten todo su potencial de transformación personal y desarrollo espiritual.


Más allá de la narrativa, más allá de las estructuras, más allá de los conceptos de cómo “debería ser” una relación, relacionarse desde la inteligencia somática, desde el sentir, es lo que puede llevarnos hacia un nuevo horizonte.En ese momento la identidad que sostengo y defiendo, deja de tener peso, porque en el afecto, no valen para nada las identidades, ni las máscaras.Se trata de ser honestos con lo que sentimos frente al otro y darnos atención sin desconectarnos. No hay otra salida si queremos vincularnos.¿Qué noto en mi cuerpo?¿Qué pasa con mi respiración?¿Me siento golpeadoª en algún lugar concreto?¿Qué emociones, qué pensamientos, qué imágenes surgen?¿Vuelvo a las sensaciones de mi cuerpo o me pierdo en un discurso mental?¿Quiero acercarme, que la otra persona se acerque, se aleje o ambas cosas?¿Qué necesita ser expresado por encima de mi control?¿Puedo permitirme dirigirme hacia lo desconocido?¿Puedo permitir que todas estas partes sean bienvenidas, que respiren, hablen, sientan, sean sentidas y vistas?¿Lo que siento está relacionado con memorias pasadas?Cuando nos permitimos sentir lo que estamos escondiendo, reprimiendo, negándonos, accedemos a la verdad a través de nuestro cuerpo y entonces podemos comenzar a transformarnos y a abrirnos desde la vulnerabilidad a la honestidad y hacer de la vulnerabilidad un trampolín para profundizar en lo vincular.


Porque ahí está, justo ahí, el verdadero éxito en una relación.No la durabilidad ni la ausencia de conflicto.No la aprobación pública ni las apariencias.No lo que el mundo considera “una relación perfecta”.El verdadero éxito no se mide por la duración o la ausencia de conflictos, sino por lo que sentimos en la relación: el bienestar, la seguridad emocional, la vitalidad, la libertad y la autenticidad que emerge al estar juntos.Una relación exitosa es aquella que nos permite ser nosotros mismos sin máscaras, sentir la intensidad sin miedo, abrazar la vulnerabilidad y aún así elegir estar presentes.El verdadero éxito es sentir bienestar y seguridad, sentir vitalidad y libertad, sentirse vivo en la relación, incluso en medio de la vulnerabilidad y la intensidad.

Cuando nos sumergimos en el momento,…con la sensación intensa de la vergüenza, con ganas de salir corriendo o de que se nos trague la tierra, y al mismo tiempo sentir nuestra tierna humanidad temblando de sensibilidad, ese es el verdadero éxito, el sentido profundo de la vinculación humana.

E incluso en caso de que sea tiempo de cerrar un ciclo en una relación, este acto de honestidad nos permite conectar con el dolor de los finales, de las ausencias, comprender mejor lo vivido desde la resposabilidad propia mientras mantenemos el contacto con nosotraºs mismaºs sin perdernos para continuar nuestro camino.

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